viernes, junio 05, 2009

"The End is the Beginning is the End"

La noche se pasó rápido, ni siquiera la sentí. Me levante medio dormido, y frotándome los ojos eche un vistazo a la maleta ya preparada junto a la puerta de la recamara. Aún teniéndola frente a mi, como un recordatorio de que todo era verdad y de que el día había llegado, no me lo creía del todo, parecía demasiado... irreal...

Media hora después ya todo estaba listo. Eche una última mirada a mi habitación, mi "Baticueva", mi "Fortaleza de la Soledad", mi "Cubil Felino", oscura y sombría, sin ventanas. Incontables recuerdos pasaron por mi cabeza en una fracción de segundo, no todos buenos. No pude evitar sonreír antes de darme la vuelta y bajar por las escaleras. Me subí al taxi, que se alejo de inmediato de la que dejaba de ser mi casa, mientras tanto, me preguntaba si algún día regresaría. No hay una respuesta segura.

Llegue al aeropuerto prácticamente en tiempo record. Antes de subir al avión me di el lujo de quedarme parado un momento en la pista, mirando al cielo. Dejé que ese delicioso aire frío de enero me envolviera y me despedí de el, sin saber si algún día podría volver a tener la dicha de sentirlo de nuevo.

Me negué a mirar por la ventanilla mientras el avión pasaba por encima del DF. Me dedique a procurarme continuas infusiones de whisky durante todo el trayecto, aún con dificultades para realmente creer que una etapa de mi vida había terminado. Porque no podré terminar de aceptarlo? No lo se. Y mientras vacío un vaso de Jack Daniels me doy cuenta de que no importa.

En el justo momento en que pongo un pie fuera del avión me golpea directamente en la cara. El sofocante calor caribeño me envuelve por completo y es entonces cuando todo deja de ser irreal, es entonces cuando pienso "Si, en verdad estoy aquí, esto en verdad esta pasando".

Salgo al estacionamiento del aeropuerto de Cancún y me siento en una jardinera a esperar a que lleguen a recogerme. No me siento bien. Me siento inseguro, asustado y nervioso, así que recurro a mis inseparables camaradas; enciendo un Marlboro. Siento el humo entrar y salir de mis pulmones, eso ayuda. Fumo lenta y pausadamente, y empiezo a calmarme a pesar de lo incierto de mi futuro. Trato de olvidarme de esa parte de mi vida que acaba de terminar y enfocar mi atención a este nuevo principio, y por primera vez desde que tome la decisión de marcharme, empiezo a emocionarme por mi nueva vida.

Enciendo otro cigarro con el que me acabo de terminar, y a pesar del humo puedo distinguir la diferencia del aire que deje en la ciudad y el de este lugar. A pesar de mis nervios no puedo evitar sonreír. Así que sonrío, me encojo de hombros, y pienso: "Wellcome to the Caribbean..."