Me encuentro ausente de mi mismo, las palabras parecen carecer de sonido alguno, no consigo escuchar nada, solo veo a los demas mover los labios, articulando frases y nada, no puedo oir nada.
Se levanta y gira su cabeza lentamente, me dedica una dulce sonrisa y yo me quedo petrificado, la dejo dar vuelta y salir por esa puerta, sin intentar detenerla, sin intentar realmente nada.
Un empujon me obliga a levantarme, volteo y por fin logro escuchar una voz amiga que me dice "ve por ella", asi que reacciono finalmente y obedesco sin pensarlo dos veces.
Logro alcanzarla antes de que deje el edificio, me mira y vuelve a sonreirme, me pregunta que es lo que pasa, porque la detengo con tal afan, y yo nuevamente me petrifico, las piernas me tiemblan y tartamudeo palabras sin sentido alguno.
Solo por un momento, cierro los ojos, un segundo que se me pasa tan lento que siento que el tiempo lleva rato sin avanzar, respiro profundamente y la miro directo a los ojos, las palabras fluyen de mi boca, certeras y precisas, sin ningun titubeo.
Ella ya se ha ido, dejando una nube de incertidumbre, de duda, y sin embargo no mato mi esperanza, cosa que me mantiene con la mente tranquila. Calma despues de la tormenta, un incierto futuro se cierne en mi sendero y aun asi no creo que importe, aun asi me siento tranquilo.