viernes, enero 15, 2010

Visible Heart

Tras muchas vivencias, que en realidad no son muchas, pues resultan ser más de lo mismo, vuelvo al principio. Regreso al santuario abandonado sin haber aprendido absolutamente nada nuevo, sin experiencia obtenida. Con las mismas heridas que, con el paso del tiempo, se han abierto mucho más en vez de cerrarse.

No he podido sacarte de mi cabeza. Habitas en ella constante, irrefrenable e implacablemente. Cuando te veo, cuando estoy contigo, el calor que invade mi pecho es total. La felicidad es envolvente y embargable. Pero al día siguiente, tu ausencia abre una herida en mi corazón, una herida que se agranda con cada día que pasa. No se cierra, no deja de sangrar.

Tus palabras me llenan los oídos, y ardo en deseo de creerlas todas. Un "Te amo" me suaviza y me hace sonreír, pero me doy cuenta de la falta de sentimiento tras ellas, o al menos lo siento.

Lloro, suspiro y me retiro a un rincón oscuro, dejando que mi paranoia me agobie. El dolor me consume, y no puedo hacer nada.